El pueblo nace como un lugar de labranza, en el que los agricultores construían cuevas como refugio provisional mientras recogían las cosechas. Con el tiempo se fueron asentando en estas de manera permanente, hasta configurar un verdadero núcleo poblacional, dependiente de la vecina localidad de Zújar.
El 21 de noviembre de 1980 se publica en el BOE la constitución de Cuevas del Campo como municipio independiente por segregación del municipio de Zújar.
Los primeros restos de población que se encuentran en los alrededores se remontan al Mesolítico, aproximadamente 6500 años a. de C. Estos restos se han localizado a orillas del río Guadalentín, en la cueva de Valdecuevas, y todo indica que sus pobladores eran gente nómada, principalmente cazadores de jabalí, cabra montés, corzos, rebecos y ciervos. Estos primitivos pobladores no explotaban la agricultura ni la ganadería porque no se trataba aún de asentamiento de población estable por lo agreste del terreno y la escasez de zonas llanas y fértiles.
En la Edad del Bronce, se encuentran restos de Cultura Argárica en las cercanías del río Guadiana Menor, donde ya formaban núcleos de población estables, aunque reducidos, dedicándose a actividades agrícolas y ganaderas y con una incipiente comercialización de intercambio, principalmente de productos agrícolas.
Igualmente, se ha comprobado que ya trabajaban en esta época un recurso endógeno muy extendido por esta zona: el esparto. De esta época hay hallazgos arqueológicos que ratifican los asentamientos, como urnas funerarias con su ajuar correspondiente, formado por vasos y copas carenadas, hachas de sílex, etc.
Tenemos que dar un gran salto en la historia porque no disponemos ya de vestigios hasta la época romana. De esta época, en nuestro pueblo, se hallan enterradas varias cisterna romanas que tenían la importante misión de acumular agua de lluvia para el abastecimiento de las legiones romanas en su tránsito por la Vía Augusta, que unía la importante población minera de Cástulo (cerca de Linares) con el Levante (Cartagena) pasando por Hactara (Zújar) y Basti (Baza). Todo esto nos indica que el Camino Real del Sur pasaba por la actual Cuevas del Campo.
Posteriormente, en documentos escritos encontrados en el Cabildo de Zújar y que datan del 1 de agosto de 1599, referente al robo de una pila de ganado, se advierte que pastores zujareños explotaban estas tierras para el pasto de sus ganados, instalando en un aljibe del Campo de la Cañada del Aljibe (actual Cuevas del Campo) una pila para dar de beber a sus ganados, la cual, al cabo de unos años, fue robada por gente de Pozo Alcón.
Asimismo, encontramos un interesante documento, de 3 de julio de 1609, en el Ayuntamiento de Zújar, mediante el cual se solicita sacar una acequia de agua del río Guadalentín, en el paraje conocido como la Cerrada del Guadalentín, para regar las tierras del Campo del Aljibe y Chaparral (ambos del actual término de Cuevas del Campo). Este hecho da lugar a la roturación y cultivo, por primera vez, de las tierras de este municipio por parte de vecinos zujareños.
Durante todo el siglo XVII continuaron los enfrentamientos entre gente de Pozo Alcón y Zújar para establecer los linderos y su respectiva jurisdicción del ya referido Campo del Aljibe, que finalmente, pasó a propiedad de la villa de Zújar, el 29 de enero de 1699, con la colocación de una piedra de molino bautizada como “El Mojón de la Retama”.
A partir de aquí, el Campo del Aljibe fue poblándose poco a poco. En principio por zujareños, familias de agricultores, que para evitar los traslados permanentes para atender las labores de sus posesiones, en lo que hoy es el término municipal, excavaban cuevas en las lomas para su vivienda y aparejos del campo y del ganado. Y después, por gente venida desde Freila, Albox, Sierra de Baza, Cúllar, y otras muchas de la provincia de Jaén. Así se llega, hasta finales del siglo XIX, donde Cuevas del Campo del Aljibe se constituye como un núcleo de población considerable, anejo de Zújar.
El crecimiento fue lento (en 1887 había 87 cuevas y una sola casa). Parece ser, que fue con la concesión del Canal de Iturralde, pocos años después, en 1891, para poner en regadío la zona, cuando dio comienzo el asentamiento significativo de colonos en lo que hoy constituye el núcleo de población de Cuevas del Campo.
Es, por tanto, un pueblo surgido de la necesidad de aproximar el lugar de residencia, de las familias zujareñas, a las buenas tierras de cultivo de la gran meseta sobre la que se asienta.
Por ello, que en sus principios, las primeras viviendas obedecían a un carácter provisional y descuidado, pues eran concebidas para un uso de temporada, coincidente con el faenado propio de las tierras de cultivo. Así, y dado que las primeras viviendas no se destinan a residencia permanente, sino más tarde, es por lo que se construyen con escasa calidad. Muchas de ellas son simples refugios donde pasar una noche, aprovechando para ello, la especial constitución orográfica del terreno donde hoy se asienta el núcleo principal urbano, constituido por una serie de lomas y valles, que facilitan la excavación de cuevas, en un terreno, no excesivamente duro y bastante impermeable. Y hasta tal punto prolifera aquí este tipo de vivienda troglodita, que eso fue lo que le dio nombre al pueblo.
Las mismas razones apuntadas son las que motivan el crecimiento desordenado que hoy día permanece, y que constituye la característica principal y el condicionante más importante del desarrollo urbanístico de Cuevas del Campo.
El aprovechamiento máximo de la orografía para la excavación de cuevas ha propiciado la aparición de hileras de éstas, superpuestas y escalonadas, en la pendiente de las lomas. Barrios como Cuartones, Decaradas y Omiso Bodega, son ejemplos claros de ello.
Paralelamente a la aparición de los barrios trogloditas, se producen los asentamientos de viviendas-casa, en lo que hoy es el centro urbano y a ambos lados de lo que fue la carretera comarcal que atravesaba el núcleo de población.
Al hacerse definitivos los asentamientos, las viviendas-cueva evolucionan y aparecen edificaciones en sus fachadas o sobre la propia cueva, realizadas con materiales constructivos modernos, de modo que, la gran mayoría de éstas, hoy día, poseen habitaciones de casa y de cueva, utilizándose las primeras como lugar habitual de vida, y como dependencias complementarias, las segundas.